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Grieta Tras El Rescate

Escrito por Agenciadenoticiaselnevado el miércoles, 6 de junio de 2018 | 7:18 a.m.

La grieta tras el rescate

El importante operativo desplegado en Catamarca el fin de semana para rescatar a los 13 tripulantes del helicóptero presidencial varado el viernes a la tarde a 3.700 metros de altura, en los Nevados del Aconquija, desató un increíble enfrentamiento de facciones políticas, en el que también quedaron enredados quienes, quizás sin intención, tomaron partido por una u otra posición. Todo comenzó en las redes sociales, se trasladó a los medios de comunicación y llegó hasta la misma Casa Rosada, desde donde ayer se montó un gigantesco operativo mediático para calmar las aguas. Lo que disparó la controversia fue el reclamo de algunos integrantes del grupo de rescate que, en pleno descenso, con 10 grados bajo cero, soportando una tormenta de nieve y demasiado agotados luego de más de 20 horas de andar a pie, expresaron cierto recelo porque no habían sido “extraídos” por el helicóptero que la Fuerza Aérea envió para rescatar a la comitiva presidencial. Era comprensible tal sentimiento. La reacción en las redes sociales fue inmediata y la solidaridad de la gente con ellos se expandió con una velocidad inusitada, más aún porque se trataba de la noticia central del fin de semana. Hasta el sábado a la noche, la información oficial que había sobre el tema era sumamente escasa. El Comité de Emergencia se ocupó de los detalles específicos del rescate, como era previsible, y no tuvo en cuenta la información del operativo. Por lo tanto, lo que llegaba a las redes y a los medios era que los funcionarios habían sido rescatados y los rescatistas debían volver por sus medios. Este diario y buena parte de la prensa nacional reflejaron el malestar. Y allí sobrevino la crispación. 


Los que estaban convencidos de que los rescatistas habían sido “abandonados” en la montaña se manifestaron abiertamente en contra del Gobierno nacional –ya que el helicóptero de rescate había sido enviado por la Presidencia- y vincularon eso con cuestiones políticas, se indignaron con Mauricio Macri y creyeron ver en este episodio una expresión acabada de lo que sucede con sectores sociales postergados. Es más, hasta interpretaron que se trataba de una demostración del “desprecio” porteño por las provincias y su gente. En la vereda de enfrente se ubicaron los que comulgan con Cambiemos y el proyecto político nacional, entre ellos varios legisladores y dirigentes radicales provinciales. Salieron a contraatacar ventilando las opiniones de los otros rescatistas que decían que ellos fueron a salvar a la gente del helicóptero presidencial y que no esperaban nada más que eso. Incluso hicieron circular la versión de un avezado montañista que decía que a él le gusta escalar cerros, sin importar si llueve o cae nieve, que por eso estaba ayudando y que jamás se le cruzó por la cabeza la posibilidad de regresar vía aérea. Y no faltaron –nunca faltan- los que se tiraron contra los medios por difundir aquel malestar y permitir que los primeros digan lo suyo. El autoritarismo, está claro, no es una condición exclusiva del poder. 


En breves términos, el rescate en la montaña fue así. El helicóptero presidencial hizo un aterrizaje forzoso el viernes a la tarde. Se comunicaron vía satelital con la Nación y de allí al Gobierno local, que ordenó un inmediato operativo que involucró a cerca de un centenar de personas entre policías (Kuntur), Defensa Civil, bomberos voluntarios de Andalgalá, Santa María, Tinogasta, Fiambalá y Pomán, y un grupo especial del SAME, que instaló su base central en Aconquija. Los primeros en llegar a la cima de la montaña fueron los de Kuntur, que son los más especializados en rescate de altura. Asistieron a las 13 personas y decidieron que los funcionarios (7), que no están preparados ni tenían equipamiento para resistir el frío, sean trasladados en el helicóptero de rescate enviado el domingo al mediodía. La nave los llevó directamente a Santiago del Estero. En ese momento partió el otro grupo a pie hasta un campamento ubicado a mitad de camino. Cuando el piloto se comunicó con los rescatistas para una posible extracción, el tiempo había empeorado y era riesgoso aterrizar. Hubiera tenido tiempo si llevaba la gente hasta Aconquija y regresaba a buscarlos. Pero ya era tarde para otra decisión. Y así empezaron a llegar, por grupos, hasta el campamento y luego al hospital, donde todos fueron atendidos. Todos a salvo. Fin de una misión que reabrió, lamentablemente, la grieta que divide a los argentinos.

El Ancasti
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