Catamarca
despidió a Mons Elmer Miani
En
la soleada mañana del martes 27 de mayo, la Iglesia que peregrina en Catamarca
dio el último adiós a su Obispo Emérito, Mons. Elmer Osmar Ramón Miani
Esperanzada en la resurrección y agradecida por el servicio pastoral que brindó
durante los 17 años de su fecundo episcopado.
Sus
restos ya descansan a los pies de la Madre Morena del Valle, tal como era su
deseo, ya que amaba entrañablemente a la Madre de Jesús en su dulce advocación
del Valle.
La
ceremonia de exequias se realizó en el templo catedralicio, desbordado por los
fieles que se dieron cita para participar de este singular acontecimiento,
junto a las principales autoridades provinciales y municipales; miembros de los
Poderes Legislativo y Judicial, de las Fuerzas de Seguridad; el Rector de la
Universidad Nacional de Catamarca, Ing.
Flavio fama, decanos, entre otras autoridades; delegaciones de colegios
confesionales; religiosas de Catamarca y de Córdoba, entre estas últimas se
encontraban las Hnas. de San Camilo de Lelis, responsables del cuidado de
monseñor Miani en los dos últimos años que vivió en la provincia mediterránea,
y las Esclavas del Corazón de Jesús, quienes sirvieron en el Santuario Mariano,
traídas durante su gobierno eclesiástico; integrantes de distintas
instituciones y movimientos laicales. También participaron familiares,
destacándose la presencia de su hermano Roberto Miani y su señora esposa.
La
Sagrada Eucaristía fue presidida por el Metropolitano, Arzobispo de Salta,
Mons. Mario Antonio Cargnello, y concelebrada por el Obispo Diocesano de
Catamarca, Mons. Luis Urbanc, junto a sacerdotes del clero catamarqueño y
religiosos.
“Un hombre que le dio lo mejor
de sí a Catamarca”
Mons.
Mario Cargnello, quien lo acompañó en los primeros años de su episcopado como
Vicario, pronunció una emotiva homilía destacando la figura de quien fue el
séptimo Obispo de Catamarca. “Conversando con los hermanos sacerdotes sobre
cómo descubrir el legado que nos ha dejado Dios a través de los 17 años de
servicio pastoral de Monseñor Miani y de su tiempo como Obispo Emérito, siempre
cercano a la diócesis, pensábamos que Don Elmer ha sido un hombre que desde que
fue nombrado obispo, aquel 23 de diciembre del año 1990, quiso amar a
Catamarca, e intentó darle lo mejor de sí”.
Recordó
una escena de un viaje a Andalgalá al poco tiempo de su llegada a la diócesis,
en el que “él me compartía el hecho de sentirse como los viejos obispos que
visitaban a los pueblos y a la gente estuvieran donde estuvieran. En ese marco
de querer amar desde la altura de Dios, como se puede experimentar cuando uno
se trepa a nuestras montañas, y al mismo tiempo con la cercanía que sólo Dios
puede tener y que Jesús nos manifiesta en la cruz, Monseñor intentó todo lo que
pudo para Catamarca”. Por eso, remarcó que “en un gesto inédito en la historia
de la Conferencia Episcopal Argentina, él pudo traerla a Catamarca, para que se
celebrara en el mes de abril de 1991, con ocasión de Centenario de la
Coronación de la Santísima Virgen del Valle”.
El
Arzobispo de Salta dijo que “intentó, empujándonos, para vencer nuestra inercia
que muchas veces nos detiene, que nos preguntáramos y asumiéramos desafíos
pastorales que él supo intuir con especial clarividencia. Y eso le costó. No
siempre lo aceptamos, y tuvo que vivir la experiencia del estar solo, y amar
desde el lugar que tiene que querer a todos. Hubo amor por esta diócesis, por
este pueblo, por esta provincia. Y creo que vivió así, con su personalidad,
pero con una gran fidelidad este amor a Catamarca”.
La gracia del Valle
En
otro tramo de su reflexión, Mons. Cargnello se explayó en algo que Monseñor
Miani siempre se preguntaba desde que llegó a esta tierra, refiriéndose a que
había que descubrir “la gracia del Valle”, es decir, “qué significa la
presencia de María en este, que el gran poeta Ponferrada llamó valle de luz”. Y
explicó que “el valle es un llamado a la comunión, es un llamado a la fe y
tiene una fuerte impronta de esperanza. Catamarca siempre atrae como espacio de
comunión. Para el catamarqueño también es un desafío y una llamada para hacer
de este lugar un lugar de familia y de comunión”. En este sentido, exhortó a
que “tenemos que ser artífices de comunión y en el norte argentino ofrecer
espacios de comunión a una Patria que busca aceleradamente ejemplos,
testimonios y espacios de diálogo. Es parte de la gracia del valle, esa gracia
maternal, una gracia de comunión, de fe”.
Su amor por los sacerdotes
Otro
de los aspectos de la persona de Monseñor Miani que destacó el Metropolitano es
“su amor por los sacerdotes, ha ordenado 23, y ha sido su legado para esta
diócesis. Los sacerdotes en quienes creyó y a quienes les toca ayudar a plegar
estos recuerdos para que se conviertan, ojalá, en un impulso misionero.
Ustedes, como curas, y yo como obispo, hemos recibido la gracia a través de sus
manos”.
Por
último, dijo que “la familia fue una obsesión en él, trabajó en la Comisión
Episcopal de Familia mucho tiempo, y quiso hacer esos gestos institucionales
fuertes como fue el Sínodo de la Familia en los años del ’90, para que
Catamarca se descubriera incluso como Iglesia desde el corazón de cada
familia y de cada hogar. Esa es una
tarea que nos toca a todos los cristianos, y ojalá despierte desde la entrega
definitiva de don Elmer, que ya es una semilla que volverá a la tierra para
hacerse fruto en cada uno de nosotros”.
Agradecimiento de Mons.Urbanc
A
su momento, Mons. Luis Urbanc expresó un sentido “gracias a todos” por haber
acompañado a su antecesor en esta ceremonia de despedida. “A todo el pueblo de
Catamarca, a creyentes y no creyentes; al presbiterio de Catamarca,
especialmente a todos los que han sido ordenados por nuestro hermano Elmer; a
todos los religiosos y religiosas, que con su oración y testimonio acompañan la
tarea pastoral; a los seminaristas, que son la esperanza viva para la Iglesia
en Catamarca; a todas las autoridades que siempre ponen el hombro para que la
tarea pastoral se pueda llevar adelante”.
“Quiero
agradecer a muchos médicos porque la salud de Monseñor Miani ha sido muy débil
en los últimos años; a las personas que han sabido estar muy cerca de él,
sacerdotes y laicos, que han sabido acompañarlo cuando ya era Obispo Emérito; a
las Hermanas del Hogar San Camilo que han venido desde Córdoba, les agradezco
este gesto tan grande, ya que durante dos años han sabido acompañar a Monseñor
en Argüello, que han sido tan delicadas en el trato y han sabido ganarse el
corazón de Monseñor Miani. Agradezco a todos los que lo han acompañado en esta
cruz que le tocó vivir junto a Jesús, como es la enfermedad”, expresó.
“También
le agradezco a Monseñor Cargnello, quien ha tenido la deferencia de poder
viajar y estar con nosotros para presidir esta celebración, el es el Arzobispo
Metropolita de esta diócesis y ha sido estrecho colaborador de Monseñor Miani,
ordenado obispo también por él.
Por
último dijo que los restos de Monseñor Miani “descansarán a los pies de Santo
Toribio de Mogrovejo y de su amigo San Juan Pablo II, como era su deseo.
Charlando me expresaba esto en lo profundo de su corazón”.
“Nos supo escuchar y amar a la
Virgen”
Por
su parte, el Padre Sergio Gabriel Chumbita despidió al Obispo Emérito de
Catamarca en nombre de todos los sacerdotes, evocándolo como un padre cercano,
que “se interesaba en saber cómo éramos, y nos daba ánimos en nuestro
ministerio sacerdotal. Doy gracias porque nos supo escuchar y respetar en nuestras
decisiones, siempre atento a nuestras propuestas y sugerencias. Nos enseñó a
amar a la Virgen y se esforzó por amar a Catamarca. Que el Señor premie lo que
hizo por nosotros y por Catamarca”.
Antes
de la bendición final, el féretro con los restos mortales de quien pastoreó la
diócesis de la Virgen del Valle entre 1990 y 2077 realizó su último recorrido
por el lugar que fue su cátedra mientras ejerció su gobierno eclesiástico.
Fueron los sacerdotes quienes lo llevaron en andas por la nave central de la
Catedral Basílica hasta el Paseo de la Fe, ante el aplauso y las expresiones de
emoción de todos los presentes.
Luego
de ser colocado en el sepulcro, los presbíteros junto a los fieles arrojaron
tierra sobre el féretro, cerrando este homenaje a un pastor que sirvió desde su
ministerio episcopal con entrañable amor a la Patrona del Valle. Mientras se
realizaba este gesto, en el recinto sagrado sonaba la canción cuya letra dice:
“Más allá del sol, más allá del sol, yo tengo un hogar, hogar, bello hogar, más
allá del sol”. Hacia ese lugar marchó nuestro querido Monseñor Miani, donde
seguramente estará cara a cara con Dios.
Fuente:
La Unión