La familia del niño de 12 años que fue brutalmente golpeado por sus compañeros frente a una escuela de la ciudad de Andalgalá denunció penalmente el caso de bullying en la Fiscalía de la Segunda Circunscripción Judicial de Andalgalá.
Una tía del niño informó que desde la institución escolar le sugirieron que “hubiera sido mejor que el hecho no salga del ámbito escolar”, al informar a sus directivos que había radicado la denuncia penal correspondiente.
La mujer dijo que en la Fiscalía "me asesoraron sobre los pasos a seguir porque desde la familia no sabíamos cómo actuar".
Consideró que "todos sabemos que le molestó a muchos lo que hicimos, lo de denunciar y dar a conocer lo que pasó", y remarcó que "se trata de cosas que no se pueden ni deben callar, porque lo que pasó fue grave".
Dijo que tras la presentación en la Justicia "ahora esperamos que la escuela actúe, al igual que el fiscal Alejandro Scidá".
Indicó que "hablamos con las autoridades de la escuela quienes nos dijeron que se están interiorizando de los hechos y que saben qué deberán hacer".
Remarcó que a pesar de la exposición pública que les generó el caso, "queremos que esto se sepa porque los chicos a esta edad a veces toman las cosas para mal y pueden terminar tomando malas decisiones, o en cosas feas que no queremos que le pase a nadie".
Señaló que desde el ámbito escolar le indicaron que "tienen la predisposición de ayudar a mi sobrino y contenerlo".
Finalmente explicó que en la publicación que hizo su hija -con la que se conoció el hecho de bullying-, "en ningún momento se nombró a la escuela ni a los culpables. Pero hay una molestia de cómo esto afectó a la escuela. Pero sostenemos que este tipo de situaciones no se pueden ni deben tapar".
El caso fue registrado el miércoles a las 18.30 en la vereda de una avenida, a pocos metros del establecimiento escolar andalgalense, cuando los chicos practicaban para un desfile.
Siempre según el relato de un familiar, cerca de 10 niños comenzaron a golpear al chico de 12 años, quien cayó al suelo y siguió recibiendo trompadas y patadas.
“Le pegaron porque sí. Y él no dijo nada porque ellos eran 10.
No podía decir nada, ya estaba en el suelo. Y el escudo que se hizo con las manos abiertas no alcanzó para detener todas las patadas. Lo escupían cada vez que decían la P de puto”, indicaron en una publicación.
No lo soltaron.
Le pusieron el brazo contra la espalda, le envolvieron el cuello con una bufanda de músculos que le robó el poco aire que tenía. Y practicaban boxeo en sus costillas. Así no, así, dice que le decía uno al otro”, agregaron.
El Ancasti
