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Gatillo Fácil

Escrito por Agenciadenoticiaselnevado el miércoles, 20 de septiembre de 2017 | 6:42 a.m.

Nuevas declaraciones en el juicio por el supuesto caso de gatillo fácil en Andalgalá

En la mañana de ayer, en la cámara penal N°2, se dio continuidad al juicio contra Omar Vergara, por la muerte del adolescente Ariel Fuenzalida, en diciembre de 2015.


En la oportunidad, las partes interrogaron a cinco testigos, entre los que se encontraba Axel Yamil Ayosa, el otro adolescente que acompañaba a Ariel Fuenzalida la noche del hecho.


Cabe destacar que Ayosaserá juzgado en otras instancias por el delito de robo en grado de tentativa, perpetrado esa misma noche.


Cuando los jueces lo llamaron al estrado, y le solicitaron que dé su versión del hecho, el adolescente dijo: “Esa noche tomamos mucho, estábamos tomando mojito, y a la última botella, Ariel le agregó muchas pastillas, porque una sola ya no nos hacía efecto”, puntualizó.


Continuando con su relato, el joven dijo no acordarse de nada, solo del momento en que se encontraba debajo del automóvil. “Me acuerdo que corrí y me tiré boca abajo para esconderme debajo del auto, en ese momento llegó Ariel y me dijo ‘correte, haceme lugar’, el espacio era muy reducido, así que giré mi cabeza para entrar más y dejarle lugar a él. En ese momento, escuché un disparo, me di vuelta y vi que Ariel no se movía, después comenzó a salir sangre por debajo de su cuerpo, y escuché voces que decían ‘¿Qué hiciste?, ‘se me escapó’, después no me acuerdo más”, expresó.


“Cuando me desperté, estaba en una celda, no recuerdo casi nada de lo que pasó; es más, cuando me llevaron ante la fiscal, ella me dijo que me tomaban declaración como testigo de un homicidio, y yo no entendía nada. Fue ahí donde le pregunté si la persona fallecida de la que hablaban era el que andaba conmigo, y la fiscal me dijo: ‘Sí, ¿No sabías?’ entonces me quebré y le pedí unos minutos”, finalizó.


A medida que se desarrollaba el debate, otros tres testigos se hicieron presentes ante los jueces.


Primeramente, brindó su testimonio un oficial de apellido Romero, que esa noche se desempeñaba como personal de calle y estaba vestido de civil.


Oportunamente, su relato coincidió con el de los otros agentes, dijo haber llegado al lugar cuando ya los efectivos estaban distribuidos, y que “Solo se acopló”.


Cuando el fiscal le preguntó si tenía conocimientos sobre portar armas, dijo que “Sí, pero lo básico, lo que tengo grabado que me dijo una vez mi instructor es que ‘el arma dispara para el lado del corazón, y a la derecha dispara el seguro’, es decir, que si el seguro está puesto hacia la izquierda, el arma está presta a disparar, pero si está hacia la derecha, no se efectúa el disparo”, aclaró.


También resaltó que esos conocimientos los obtuvo en tres años en la Escuela de Cadetes, pero que desconoce la preparación que tienen en el curso de seis meses para ser Agente.


Otro punto que destacó en sus respuestas, es que “Ese día un oficial los tendría que haber acompañado”.



Hipótesis del robo


Los letrados también interrogaron a la nieta de la propietaria de la casa donde se habría producido el ilícito aquella madrugada del 16 de Diciembre.


La testigo de apellido Sánchez dijo que ella recibió el llamado de la Fiscal Martha Nieva, quien le solicitó que se hiciera presente en la casa de su abuela, porque había pasado algo grave.


“Fui hasta la casa de mi abuela y había un gran despliegue policial, le abrí a gendarmería para que pudieran realizar el peritaje, y cuando entré vi las puertas violentadas y algunas cosas apiladas, como listas para que se las lleven”, describió.


“Cuando escuché el nombre de los jóvenes, no los conocía, pero los había escuchado nombrar, eran conocidos en el ambiente delictivo”, afirmó.


Con el testimonio de esta testigo, habría quedado comprobado que esa noche los adolescentes ingresaron en la vivienda con la intención de perpetrar un robo, a lo que exclamó “ A mi criterio, dado que era un miércoles, esos chicos tendrían que haber estado en su casa”.



El Hecho


El desafortunado episodio ocurrió el 16 de diciembre del 2015, alrededor de las 4.30 de la madrugada cuando un llamado telefónico realizado a la comisaría daba cuenta de un robo en proceso en una casa de la calle Muzzarelli 630, del barrio Florida, departamento Andalgalá.


Al llegar al lugar, los efectivos dieron la voz de ‘Alto policía’ y en ese momento los adolescentes escaparon por los techos y bajaron por el patio de una casa donde se encontraba estacionado un automóvil, y se escondieron debajo de él.


Fuenzalida, forcejeó con el Agente Vergara, quién intentaba sacarlo de su escondite, y es en ese momento cuando se le habría disparado su escopeta, cargada con balas de goma (Anti tumulto).


Profesionales médicos asistieron al adolescente, quien en esos momentos se encontraba bajo el efecto de estupefacientes, pero no resistió y falleció cuando era trasladado al Hospital San Juan Bautista.


“No me siento preparada para portar un arma”


Otra de las testigos que declararon fue Graciela Beatriz Lizárraga, una agente de policía, que se quedó en la base la noche que recibieron el llamado y sus compañeros salieron al procedimiento.


Lizárraga dijo que “Tiempo después de que el móvil policial partiera con cuatro efectivos, recibió el llamado de la agente Flores, quien le pidió que le dijera al oficial de servicio que se preparara porque había ocurrido algo grave y el móvil se dirigía a buscarlo”, pero el oficial no se encontraba en la Comisaría, sino que estaba en su casa.


También comentó que vio llegar a sus compañeros con Ayosa y Vergara. Según estableció, el adolescente fue resguardado en una oficina y el agente en otra.


“Traía una cara de gran aflicción, lo vi muy mal, como en estado de shock, les pregunté qué pasó y me dijeron que se le había escapado un tiro”, describió.


Posteriormente, los letrados le preguntaron si alguna vez había tenido que utilizar un arma en un procedimiento, a lo que respondió que “si tuviera que usarla no sabría cómo”, entonces el fiscal le pidió que le mostrara cómo accionar un arma, y no supo cómo, ni de la Ithaka, ni de su arma reglamentaria, dijo que “fue escasa la instrucción que tuve”.
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