La vara de la
inseguridad en Catamarca
A la controversia nacional entre la "sensación de inseguridad” –que instalaron Néstor Kirchner en 2004 y que luego sostuvo el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández- y la inseguridad propiamente dicha, es decir, con hechos concretos y demostrables, en Catamarca habría que sumar otro debate: el delito en sí y el control policial del delito. La semana pasada, el jefe de la Unidad Regional Nº 1, Félix Zalazar, que tiene a su cargo el área Capital de la fuerza, aseguró a este diario que en los últimos tiempos "no ha crecido el índice delictivo”. "Siempre hubo arrebatos, ahora se ha acrecentado un poco más, pero el delito está medianamente controlado. El delito cero no existe, siempre van a haber algunos hechos". La declaración de Zalazar se dio en el contexto del violento asalto que sufrió el fin de semana anterior en su casa el abogado Miguel Ángel Dahbar, quien vive en pleno centro de la ciudad. Los delincuentes ingresaron en su domicilio, que no está nada desprotegido, lo golpearon y le robaron en su habitación. Y si bien actuaron a rostro descubierto y la víctima logró describirlos, aún permanecen prófugos y la investigación no registra avances. ¿Coincidirá Dahbar, quien fue jefe de Policía en la década del ‘80, con la aseveración del comisario Zalazar?
De acuerdo con la Memoria Anual de la Corte de Justicia sobre los delitos que llegaron a la instancia judicial en 2015 respecto a 2014, se registró en efecto una disminución del 30% de las denuncias en el Valle Central. Pero en lo que concierne puntualmente a los robos y asaltos hubo un incremento significativo: por caso, hubo 3.478 hechos de ese tipo, contra 1.842 hurtos simples. Es decir, los hechos que pueden suponer un mayor grado de violencia y que conllevan más peligro, duplican a los otros. Horas antes y después de las declaraciones del jefe policial, se conocieron diversos delitos en su jurisdicción y en zonas aledañas que dan la pauta de que la inseguridad, más allá de las estadísticas, sigue siendo la principal preocupación de los catamarqueños. A saber: un joven de 19 años que iba caminando en el sur de la ciudad fue atacado a puntazos por dos sujetos que querían robarle lo que sea. Esa misma noche, en 9 de Julio al 1400, un hombre de 70 años que se dirigía a su casa fue abordado por dos delincuentes que lo golpearon con furia para robarle el celular y la billetera. Lo dejaron desvanecido en la calle y debió ser asistido por una ambulancia. Sin violencia contra la humanidad pero sí contra los bienes, por esas horas hubo dos viviendas desvalijadas por ladrones en Las Chacras y dos escuelas –una en San Antonio y otra en Capital- saqueadas aprovechando el receso invernal; un sereno reducido en el Club Banco por sujetos que se llevaron bebidas y un frezzer –por obvias razones- y una joven madre que fue sorprendida por dos arrebatadores que le arrancaron el bolso de un brazo, a sabiendas de que ella no iba a soltar a su bebé de 8 meses que pudo sostener con el otro.
Y para rematar la semana, y solo por mencionar algo de lo más destacado, una despensa ubicada en la denominada Curva de los Ciclistas, cuyo nombre comercial es precisamente "Los Ciclistas”, fue asaltada a punta de pistola por dos sujetos que llegaron en moto. Uno se quedó de "campana” afuera y el otro apuntó a la mujer que atendía y le dijo, con la mayor simpleza imaginable del caso: "Dame toda la plata o te mato”. Y huyeron con no más de $700 en mano y están prófugos de la Policía y la Justicia. Claro que el hecho ocurrió ya en jurisdicción de Valle Viejo, fuera del alcance y de las estadísticas del comisario Zalazar. No obstante, nadie pone en duda el aserto del jefe de la Regional Nº 1; lo que no se entiende es cuál es el parámetro que utiliza la Policía para asegurar que "el delito está medianamente controlado”. ¿Significa que los catamarqueños, o los capitalinos para ser más precisos, viven en un contexto de inseguridad "normal”? ¿Qué el nivel de delitos que se producen es el esperable o el estándar promedio de inseguridad? ¿O sencillamente que la Policía tiene a la delincuencia bajo control, al menos "medianamente”? En verdad, la afirmación de Zalazar no alcanza a llevar tranquilidad a la gente. Más aún cuando la convicción más extendida es que las calles de la ciudad no son seguras y que nadie puede irse a dormir sin antes revisar puertas y ventanas, la alarma o el perro. No en vano ha crecido ostensiblemente la cantidad de familias que deciden electrificar sus cercos como medida extrema.
