Abuso sexual
infantil: una mirada preventiva
Dra.
María de los Ángeles Palacio de Arato (*) Al contrario de la creencia popular,
la mayor parte de los abusos sexuales perpetrados en contra de los niños, se
comete dentro del ámbito del hogar.
Por
ello es que para su prevención se requiere la toma de medidas concretas, las
que comienzan con el conocimiento y la concientización de la problemática.
Continúan con la observación del modo en que se vincula con los niños/jóvenes
los adultos que se encuentran dentro y fuera del entorno y prosiguen por salir
de los miedos, poniendo en la agenda familiar este tema dentro de los graves
riesgos que atraviesa la infancia.
Por
cierto, esta problemática no es nueva. No hay hoy más abusos de los que había
antaño, lo que acontece es que el tema ha dejado de ser “tabú” y en muchos
casos se está rompiendo el secretismo familiar, que desde siempre acompañó a
todo lo que se refiriera a la sexualidad de las personas y sostuvo su
imposibilidad de proveer un abordaje completo.
Puede
existir violencia sexual entre miembros de una misma familia y personas de
confianza, y entre conocidos y extraños. La violencia sexual puede tener lugar
a lo largo de todo el ciclo vital, desde la infancia hasta la vejez, e incluye
a mujeres y hombres, ambos como víctimas y agresores. Aunque afecta a ambos
sexos, con más frecuencia es llevado a cabo en contra de las niñas, niños y
mujeres dentro del entorno de hogar y de sus vinculaciones. La Organización
Mundial de la Salud, en el año 2001, expresó con relación al abuso sexual
infantil, es una actividad sexual que el niño no llega a comprender totalmente,
a la cual no está en condiciones de dar consentimiento por estar evolutivamente
inmaduro. Además de que estas conductas que involucran al niño como objeto son
penalizadas por las leyes y reprobadas socialmente.
Siguiendo
a María Alba Navarro, se puede decir “el abuso sexual de niñas/niños se
manifiesta en actividades entre ellos y un adulto, -que por su edad o por su
desarrollo- se encuentra en una posición predominante de responsabilidad y
confianza o poder. Estas conductas tienen como objetivo básico la
gratificación, sexual, de control y dominio del abusador.
Consecuencias de la violación
y el abuso sexual infantil
En
cuanto a las consecuencias, estudios efectuados en el nivel internacional,
concluyen que las agresiones sexuales perpetradas contra un niño impactan
gravemente su mundo interno, destructivos en la vida de la niña o niño. Dichos
estudios sostienen que estas agresiones producen en la víctima serios
trastornos sexuales, depresiones profundas, problemas interpersonales y traumas
que pueden ser permanentes e irreversibles, efectos que requieren intervención
profesional inmediata.
Si
bien detectar el tema es complejo, se pueden mencionar algunos indicadores, que
si bien no son exclusivos de la presencia de abuso, sí pueden permitir inferir
algún tipo de problema en los niños, por lo que requiere su inmediata consulta,
para abordar al diagnostico preciso que permita dar con el tratamiento
correcto.
Estos
son: desarrollo de estados fóbicos, pánicos o miedos repentinos;
manifestaciones ansiosas y represivas; sentimientos de inseguridad y falta de
confianza; terror ante la presencia de adultos; tristeza, culpabilidad y
vergüenza; trastorno del sueño, terrores nocturnos y pesadillas, trastornos de
alimentación, enuresis, encopresis, modificación del rendimiento escolar y
aparición de dificultades de aprendizaje, aislamiento social, episodios de
agresividad, interés excesivo o evitación de todo lo atinente a la sexualidad,
juego sexual absolutamente inapropiado para su edad y masturbación compulsiva.
Con
los años, las secuelas que frecuentemente se observan en la práctica clínica
con jóvenes y adultos (as) que han sido abusados sexualmente durante su
niñez, refieren:
-
Desesperanza, minusvalía, vergüenza, culpa e ira, acompañadas de inhabilidad
casi total para manejarlas. La víctima siente terror al identificarla y en
algunos casos invierte dosis inmensas de energía en reprimirlas. En el caso de
ira, si ésta se expresa, los varones tienden a dirigirla hacia fuera, siendo
agresivos con otras personas, mientras que las mujeres tienden a dirigirla
hacia ellas mismas, envolviéndose frecuentemente en comportamientos
autodestructivos, mutilándose con cortaduras, quemaduras o golpes y realizando
intentos de suicidio.
-
Dificultades vinculares, en especial para confiar. Lo cual entorpece
grandemente el proceso de terapia.
-
Problemas de identificación sexual a su sexo biológico (lo cual se agrava si el
abuso ha persistido en el tiempo). Problemas en
la vivencia de su sexualidad.
-
Desbalance en las relaciones que se establece, en las que tiende a ocupar una
posición inferior. Puede que la mujer abusada en su niñez se convierta en
esposa maltratada-
-
Problemas psicológicos crónicos de origen traumático.
Prevención de la violencia
sexual
Es
necesario utilizar las estrategias preventivas para evitar lo que se ha llamado
el “balazo o disparo a la psiquis” por las consecuencias y secuelas que causa.
Debe
existir prevención primaria que deben llevar a cabo las familias, que debe
comenzar por el fortalecimiento vincular. Es importante tener en cuenta que un
gran número de mujeres ha sufrido en algún momento de su vida algún hecho de
abuso sexual, y que esta experiencia puede jugarle de diversos modos en su
vida. Por lo que es fundamental que las mujeres-madres revisen su propia
historia en torno a esta problemática.
Repárese
que para que haya abuso infantil debe haber por parte de un adulto un
comportamiento seductor manifiesto, el que probablemente no ha seducido primero
al niño, sino a sus progenitores, que le han abierto las puertas de su hogar o
de su confianza. Este es un punto esencial: revise con quien deja los niños, no
ponga en este punto las manos en el fuego por nadie. Recuerde que los pedófilos
y abusadores son personas de apariencia común, buenos vecinos, solidarios,
simpáticos y aceptados socialmente, todo lo cual torna más difícil que se crea
en la versión del niño.
Considere
que no es conveniente que los niños jueguen con niños de más edad con ellos, ni
con sus familiares, vecinos o amigos que tengan más años que él, sin
supervisación de algún adulto. No es que ellos sean malos ni pedófilos, sino
que se encuentran en diferentes etapas evolutivas. Tampoco es recomendable que
tenga vínculos estrechos o que pase
largas horas con personas adultas que si bien no están en el entorno familiar
directo, forman parte de su vinculación, sin supervisación, como por ejemplo
contactos escolares, gente que trabaja para el hogar, vecinos, de los cuales
desconoce sus propias vivencias en lo atinente a la sexualidad. Es bueno que
como sociedad despertemos a este intricado problema, que tantas lágrimas a lo
largo de la vida causa. Evitar el tema del abuso es primordial por el bien de
los niños pues ello reduce el daño físico y psicosocial que sufre toda víctima
de violencia sexual.
Si
desgraciadamente pasara por esta situación, son los profesionales del arte de
curar los que se encuentran en una posición única para reconocer, documentar y
responder a los casos individuales de agresión sexual. No consulte el tema con
cualquier persona ni exponga la sexualidad de su niño a la vista de todos y
sobre todo a la opinión de todo. Es imprescindible en la recuperación de la
victima, la discreción y respetar el silencio de la víctima, quien aún puede
estar en estado de shock por la circunstancia acontecida.
Se
debe enfrentar a las consecuencias que la agresión supone. Tanto para la salud
física como mental, incluyendo la prueba de embarazo, las pruebas de detección
de enfermedades de transmisión sexual y su prevención, el tratamiento de
lesiones y el apoyo psicológico.
Fuente:
La Unión