El Papa
abrazó uno a uno a cientos de enfermos que peregrinan a Lourdes
Francisco
tuvo una caricia, una palabra o un beso para cada uno de ellos.
El Papa
Francisco saludó y abrazó durante más de una hora uno a uno a todos los
enfermos que abarrotaron el Aula Paolo VI y tuvo una caricia, una palabra o un
beso para cada uno de ellos.
El
pontífice argentino se reunió con numerosos enfermos y con miembros de la Unión Nacional
Italiana del transporte por enfermedad a Lourdes y a santuarios internacionales
(Unitalsi, en sus siglas en italiano) en el aula Paolo VI del Vaticano, con
ocasión del 110 aniversario del nacimiento de la asociación.
Tras su
discurso, el papa bajó del estrado y una gran avalancha de gente -en el aula se
encontraban unos mil enfermos- se acercó a él poniendo a los servicios de
seguridad vaticanos en aprietos.
Francisco
sin inmutarse recorrió cada fila del Aula Paolo VI y saludó uno a uno a todos
los enfermos, la mayoría de ellos en silla de ruedas, que lo abrazaron -algunos
se aferraron a él con fuerza-, besaron y a los más graves les colocó sus manos
en la cabeza durante un rato.
Un menor de
unos 8 años le entregó un solideo blanco que Jorge Bergoglio se colocó en la
cabeza y le regaló el suyo.
Ante el
regocijo general y en un clima de emoción con muchas lágrimas, el papa, de 76
años, tuvo un gesto para todos, que reconfortó a los enfermos, voluntarios,
monjas y peregrinos asistentes a la inmensa aula vaticana.
En su
discurso dijo a los enfermos que no se avergüencen de ser "un tesoro
precioso para la Iglesia "
y que no se consideren solo un objeto de solidaridad y de caridad, sino que
deben sentirse parte de pleno derecho de la acción apostólica.