El agro negocio y las
empresas extractivas privatizan las ganancias y socializan los problemas. La
contaminación y la alta toxicidad de los insumos de la minería y de las
actividades agroindustriales, así como el despojo de las tierras de muchas
comunidades campesinas e indígenas, atentan contra la capacidad de subsistencia
de estos pueblos”, advierte la reciente investigación “Situación de los
derechos humanos en el Noroeste argentino 2008-2009”, realizado por la Cátedra
Unesco de la Universidad Politécnica de Cataluña (España). El trabajo,
realizado durante dos años y presentado en Naciones Unidas, hace eje en el
modelo de agronegocios, la minería a gran escala, en cómo se violan los
derechos de las comunidades rurales y vincula hechos locales con geopolítica y
el reparto de roles en la economía internacional. “El rol de Argentina pasó por
el desmantelamiento de su capacidad industrial y el retorno a la mera
explotación de los recursos naturales que alimentan las cadenas productivas del
Norte. Argentina se inserta en un concierto internacional que resulta
discordante para buena parte de su población.” Asegura que el modelo extractivo
“hipoteca” el futuro del país y evalúa que la situación de derechos humanos es
“extremadamente crítica”.
La misión investigadora
detectó la contaminación proveniente de minas abandonadas en décadas pasadas y
cuyos efectos siguen afectando a la población. Y numerosos casos donde, además
de la contaminación, “existen presiones y amenazas hacia la población que
protesta por los daños causados”.
Confirmaron la
contaminación de la mina Pan de Azúcar, cerrada en 1989, ubicada en la puna
jujeña. Y verificó la existencia de una gran concentración de desechos con
plomo en el centro urbano de Abra Pampa. También describe casos de Andalgalá
(Catamarca) y Esquel (Chubut) para explicitar el accionar represivo de las
empresas y las fuerzas de seguridad.
Señala que la
explotación de la minería metalífera en Argentina (sobre todo de oro, plata y
cobre) provoca consecuencias en el medio ambiente aun en zonas lejanas a los
yacimientos, puntualiza los efectos nocivos de los drenajes ácidos de roca, la
contaminación química por metales pesados y el uso de cianuro. En diferentes
puntos del trabajo afirma que tanto empresas como gobiernos consideran a los
recursos naturales simplemente como commodities, “mercancías cuyo valor
justifica cualquier tipo de intervención dirigida a proveerlas al mercado
internacional”.
Un aspecto poco
mencionado por la clase política y el sector empresario es el monumental uso de
agua que requieren las explotaciones mineras. “Las explotaciones mineras, aun
antes de contaminar las aguas, compiten primero con los productores
agropecuarios por su provisión.” Deja claro que los yacimientos mineros
utilizan el agua de los agricultores y que destruyen importantes reservas de la
biosfera.
Afirma que los
yacimientos utilizan el agua pura de los acuíferos y la devuelven contaminada a
los amplios piletones que hacen de basurero minero, los que drenan a las napas
inferiores contaminando a los ríos subterráneos. La investigación recuerda que
las multinacionales mineras no pagan por el agua que utilizan en enormes
cantidades.
Sobre las donaciones y
políticas de “responsabilidad social empresaria” de las compañías mineras, la
Cátedra Unesco las define como “un ejemplo de asistencialismo privado, que
busca manipular y condicionar la libertad de pensamiento y conciencia de los
habitantes de las comunidades afectadas, que reciben beneficios por parte de
las firmas, con el único fin de lograr una “licencia social” para la extracción
de los recursos naturales”. Entre las empresas señaladas figuran Barrick Gold,
Meridian Gold, Xstrata, Wheaton River Minerals y Northern Orion Resources.
Hace mención a la
ingeniería legal que posibilita el accionar minero: Ley de Inversiones Mineras,
Código de Minería, Acuerdo Federal Minero y Ley de Protección Ambiental. “El
conjunto de las normas conforman un régimen legal que funciona como un traje a
medida para el incremento de los beneficios empresarios”, afirma y recuerda que
las empresas sólo deben pagar menos del tres por ciento de regalías a las
provincias mineras.
La Cátedra Unesco de la
Universidad de Cataluña destaca que las organizaciones sociales que defienden
los derechos humanos no sólo deben enfrentar el accionar de las empresas
mineras. “El gobierno nacional y los gobernadores de las provincias mineras son
fuertes defensores de este tipo de explotación de los recursos naturales.” Y
recuerda que en San Juan y La Rioja existen “importantes relaciones económicas”
entre integrantes de los gobiernos y las transnacionales mineras.
Señala que, a pesar de
los pocos impuestos que pagan las empresas, representan aportes importantes de
la recaudación de las provincias. Detalla que Minera Alumbrera representa el 70
por ciento de los ingresos fiscales de Catamarca. “Por lo tanto, el Gobierno no
la investiga, ni controla los estudios que la empresa hace, ya que ésta sólo
informa a los órganos de control sobre los resultados. Lo mismo ocurre en San
Juan, Santa Cruz y Tucumán, entre otras. Los intereses de empresas y las
necesidades de recaudación de corto plazo de las provincias están ligados, por
lo que en numerosas ocasiones los gobiernos provinciales actúan como guardia
pretoriana de las compañías.”
GENTILEZA: Confirmado Andalgalá