Catamarca agradeció a
la Virgen del Valle al cumplirse 9 años del terremoto
Ayer por la mañana, los catamarqueños colmaron el templo
catedralicio, para dar gracias a la Madre Morena por su protección durante el
fuerte sismo, que sacudió nuestro suelo el 7 de septiembre de 2004.
Desde temprano, la Imagen réplica de la Santísima Virgen del
Valle permaneció en el atrio de la Catedral Basílica, para la veneración del
pueblo. En tanto que a las 8.30 comenzó la Santa Misa en el altar mayor de la
Catedral Basílica, presidida por el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José
Antonio Díaz, y concelebrada por sacerdotes del Decanato Capital. Pasadas las
8.50, hora en que se registró hace 9 años el movimiento telúrico, sonaron las
campanas de la Catedral Basílica, recordando aquella maravilla que obró la
Madre Morena a favor de sus hijos.
Durante su homilía, el Pbro. Gustavo Molas dijo que “en el
9° aniversario del terremoto, nos reunimos otra vez para agradecer esta
intervención de la Virgen, que se inscribe en las maravillas que obró en este
Valle”, agregando que “cuando se produjo el terremoto es como que la
espiritualidad se confrontaba en la maternidad, por un lado de la madre tierra,
madre de Adán, y por otro, de María, la Madre de los vivientes”. Explicó que
por el pecado, la tierra se convierte en la tumba del hombre, pero “en el
momento mismo del pecado, Dios le dice a la serpiente que de una mujer sacará
al Viviente que la destruirá… Cuando llega la plenitud de los tiempos, esa
Mujer en plenitud de gracia recibe el beso de Dios y la hace Madre de los
vivientes. En ella se encarna el propio Hijo de Dios, que se hace uno de
nosotros”.
De esta manera, “el conflicto original entre la tierra y la
Virgen se ha armonizado. María es la Madre del Viviente, Señora de todo lo
creado”, afirmó, y enfatizó que “en Catamarca no hay confusión entre la tierra
y María… La tierra seguirá su curso natural. Y María estará siempre como el
gran símbolo de la salvación. Hay que respetar la tierra que está siendo
depredada, que está tratando de estabilizarse. Y debe crecer más la confianza
de que pase lo que pase será, la Madre de Dios es la aurora de salvación. Que
la devoción a la Virgen sea la garantía de saber que el último sentido de
nuestra vida está en Dios”, afirmó el Padre Molas, resaltando que aquel 7 de
septiembre de 2004 “muchos fuimos testigos de nuestra fragilidad y de la
firmeza de María, que nos protege”.
Antes de la bendición final, los fieles
saludaron a María, cerrando esta acción de gracias con sostenidos aplausos, fuertes
vivas y cantos de alabanza a la Protectora de Catamarca.
FUENTE: DIARIO "LA UNIÓN"