EL COLMO DE LOS COLMOS
Los Senadores catamarqueños dieron media sanción a la llamada “Ley de coherencias minera” que pretende que Andalgalá no reciba nunca más regalías mineras bajo ningún concepto, debido a la sanción de la Ordenanza 029 donde se prohíbe la explotación minera a cielo abierto en las cuencas de los ríos de ésta jurisdicción.
Este proyecto surge de la idea del Senador belicho Solá Jais, quien ya dijo que pondrá a los “andalgaleños bajo el zapato” según sus propias palabras, porque “ya que no quieren la minería, tampoco deben recibir los beneficios”. Por eso continúa con la postura de la apertura de Agua Rica, y pretende que Agua Rica se abra pero que Andalgalá no reciba los beneficios del impuesto por regalías. Es decir que lo que pretende el Senador Solá Jais es el desarrollo de Belén con un emprendimiento que se encuentra en Andalgalá, no importa que pudiera significar un daño al medioambiente de éste departamento.
Lo más curioso de esto es que cuenta con el apoyo del más impensado, el propio senador por Andalgalá, Juan Carlos Espinoza, quien hizo una salvedad en el proyecto, y es que Aconquija sí perciba beneficios en todo concepto por cualquier emprendimiento minero en la zona, olvidándose que es Senador de “todo el departamento” y no sólo de un distrito del mismo.
Poniendo las cosas blanco sobre negro
Las Leyes de Inversiones Mineras de nuestro país y la Ley Provincial de Regalías mineras indica de manera clara qué porcentaje recibirán los departamentos de la provincia por la explotación de los recursos mineros teniendo en cuenta la proximidad de éstos con el proyecto. Eso no tiene ningún tipo de discusión. Es la Ley. Es un beneficio para las personas que habitamos este rico suelo.
Por otro lado nadie pudo demostrar a ciencia cierta que habilitar la explotación de minerales a cielo abierto y en la cuenca de un río como es el río Andalgalá, no podría traer de forma inmediata o con el tiempo el riesgo de contaminación de aguas y napas de tierra, teniendo en cuenta que al romper el delicado equilibrio de sus afluentes podría significar que el Río Andalgalá se modifique de tal manera que pudiera devenir en que ésta ciudad se quede sin su bien más preciado. No señores no es el oro, es el agua.
Lo que se hizo con la Ordenanza 029 es proteger ese recurso, prohibiendo la extracción de minerales bajo el sistema de cielo abierto “de las cuencas de ríos” o en sus proximidades, porque esto conllevaría un serio riesgo (daño, un mal) para la salud y el futuro de los andalgalenses.
Otra cosa muy diferente son los recursos dinerarios que entran a la ciudad por la explotación minera. Este impuesto es un bien para los habitantes de la región, similar a los fondos que ingresan por la actividad sojera aunque nosotros estemos lejos de tener esa actividad.
Para poner un ejemplo: Piense en una familia de cuatro miembros: Papá, Mamá y dos hijos menores. Por diversas razones el matrimonio decide separarse, divorciarse. La justicia determina que la presencia del papá en la casa puede ser un riesgo para la paz del hogar y da la tenencia de los menores a la mamá. ¿Cree alguien siquiera por asomo que eso le quita la responsabilidad al papá de seguir aportando para sus hijos hasta que éstos sean mayores? ¿Puede el hombre decir: “Ah, ahora que ya no estoy en la casa que busquen ellos la plata, yo no les paso un peso mas?”. NO. La justicia se va a encargar de que este hombre siga haciendo los aportes hasta que sus hijos alcancen la mayoría de edad porque UNA COSA NO QUITA LA OTRA.
Una cosa no quita la otra. Andalgalá no quiere el daño, el mal, la contaminación. Pero por supuesto que no renuncia a los beneficios porque UNA COSA NO QUITA A LA OTRA. No se puede ser tan obtuso como para idear una idea tan descabellada como malvada.
Es una total pena que un hombre como Juan Carlos Espinoza, a quien “todo Andalgalá” votó para que lo proteja se ponga de parte del hombre que no quiere mantener a sus hijos (siguiendo el razonamiento de la ilustración), del senador que pretende que Andalgalá sea castigada por cuidar su futuro.
Los pueblos del interior catamarqueño piden a gritos que nuestros representantes tengan en cuenta que la lealtad al pueblo está por encima de las lealtades políticas o del momento. Sería bueno que tomaran en serio el ejemplo de los concejales por Andalgalá que demostraron lo que estar a la altura de las circunstancias en un clarísimo ejemplo de madurez cívica y política.
Andalgalá es la mamá que va a luchar a capa y espada para que sus hijos no tengan la presencia de un riesgo en su casa, pero también luchará para que sus hijos tengan los beneficios que la Ley otorga por cualquier concepto. Porque UNA COSA NO QUITA A LA OTRA.
