Del Potro bajó a
Djokovic en los Juegos de Río
Parecía imposible, pero no lo fue. El tandilense se impuso en un doble 7-6 ante el mejor jugador del mundo en un partido memorable. Al final, "Novak" se fue llorando.
Quizá haya sido el mejor partido de tenis de la historia de los Juegos. Y si no lo fue, será recordado para siempre por los argentinos. Es que el tandilense Juan Martín Del Potro produjo la primera gran sorpresa de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 al vencer al serbio Novak Djokovic, número uno del mundo y quien iba en búsqueda de la medalla dorada, por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-2).
Djokovic, que se marchó entre lágrimas y que sólo había perdido cuatro partidos en lo que va de año, no podrá pelear por el oro olímpico, el único gran premio que le queda a su poblado palmarés.
El serbio, aparentemente nervioso, sobreactuando en las celebraciones y superado por un rival extramotivado, no encontró la fórmula de cortar la entusiasta actitud del argentino. Sobre todo porque "Delpo" jugó como los dioses. Incluso mejor que en aquella final de US Open contra Roger Federer.
El choque fue parejo, pero porque Djokovic pudo aguantar sin perder su saque en ninguno de los dos sets. Se defendía, buscaba alternativas pero era siempre "Delpo" el que imponía condiciones.
Así lo hizo en el primer tie break, y lo repitió en el segundo, cuando le ganó el partido con autoridad.
Así, Del Potro salió fortalecido del Centro Olímpico de Tenis. Una victoria que reactiva una carrera dañada por las lesiones, que lo tuvieron más de dos años sin jugar.
Adiós dolor
La muñeca le obligó no hace mucho al paso por el quirófano. Dos años por la borda poco después de asomarse a la parte alta del circuito, al cuarto puesto mundial meses atrás, en el 2009, de ganar el Abierto de Estados Unidos.
Del Potro, que en Londres 2012 privó al serbio del bronce olímpico, su última victoria de renombre, volvió a tumbar a Djokovic, ganador de siete títulos este año y poseedor de doce Grand Slam, entre ellos el de Roland Garros y Australia en el 2016.
Del Potro, apoyado por la mitad de una hinchada dividida en un ambiente futbolero, se escondió en su toalla al final. Entre lágrimas. No era para menos. Era como haber ganado una medalla.
Ahora, seguirá así. A la espera de que Río 2016 le recupere como jugador. Y ahora lo espera el portugués Joao Sousa en segunda ronda.
