Otra falencia que deben enfrentar los policías del
interior provincial a la hora de combatir o al menos intentar hacerlo con la
delincuentes es la falta de un lugar dónde alojarlos.
Un caso puntual de esta problemática edilicia es sin
lugar a dudas la comisaría departamental de Andalgalá, quien lleva más de un
año con el calabozo clausurado por el alojamiento de personas que infrigen la
ley.
En el caso de los varones, la policía debe trasladar en
el único móvil policial con el que cuenta el departamento para realizar tareas
de prevención a los detenidos a la localidad de Chaquiago.
Pero la situación se complica aún más cuando se trata de
una mujer infractora. Su detención se debe cumplir en el hospital departamental,
lo que significa que no solo una habitación que está destinada al alojamiento
de una persona enferma es ocupada por una “infractora” sino además, se debe destinar un personal policial
para la vigilancia en el nosocomio. Ni
qué hablar cuando el demorado es un adolescente.
LA UNIÓN