La opinión del secretario de
Vivienda Octavio Gutiérrez...
TRANQUILIDAD.
SOBRE UN ACCIDENTE FATAL, GUTIÉRREZ ACLARÓ QUE TODOS LOS VEHÍCULOS OFICIALES
TIENEN SEGURO.
La
opinión del secretario de Vivienda Octavio Gutiérrez sobre la lucidez de sus
comprovincianos es muy pobre. Las manifestaciones del funcionario sobre el
accidente fatal en el que estuvieron involucrados una camioneta y un chofer de
la repartición que conduce confirman que supone que los catamarqueños son
giles, crédulos incautos a quienes se les puede vender cualquier verdura. El
trágico accidente ocurrió el 30 de marzo a las 2.45 de la madrugada, en la ruta
que une Ancasti con Icaño. Una camioneta de la Secretaría de Vivienda conducida
por el chofer Exequiel Contreras, hijo del senador ancasteño Aldo Contreras,
volcó. Murió el adolescente Jorge Olmos, de 15 años, de quién no se sabe qué
hacía junto a otros jóvenes en una camioneta oficial a esas horas. Ante la
falta de noticias acerca de las medidas que se habían tomado en la Secretaría
de Vivienda, y tras un sugestivo encuentro entre el senador Contreras, padre
del conductor acusado de homicidio culposo, y la madre de la víctima, Gutiérrez
informó que el chofer fue separado de su cargo hasta que la Justicia deslinde
responsabilidades, y aclaró que el Estado no debe temer por eventuales juicios,
ya que todos los vehículos de su organismo "tienen seguros como corresponde".
Añadió luego una defensa del chofer: "No hay dudas de que nunca lo hizo
con intención. Puede haber fallas mecánicas".
Que
Gutiérrez subestima la inteligencia del público es evidente. El secretario no
aludió en ningún punto de sus declaraciones exculpatorias a la pregunta que
varios integrantes del tontaje se plantean: ¿Por qué una camioneta de la
Secretaría de Vivienda transitaba a las 2.45 de la mañana conducida por un
chofer oficial y cargada de muchachos? ¿No se le ocurrió a Gutiérrez preguntárselo
al chofer Exequiel Contreras? Parece que no, porque solo dijo al respecto que
"el uso de los vehículos no depende de uno (del propio Gutiérrez en este
caso), sino de los choferes, y por ahí les surge alguna diligencia y uno no
puede controlarlo". Los catamarqueños en general, siendo tan imbéciles
como el secretario supone, no están en condiciones de determinar qué
"diligencias" podrían haber urgido al joven chofer Exequiel Contreras
para salir a recorrer rutas en la madrugada empandillado con otros compañeros.
Las limitaciones intelectuales del pueblo apenas alcanzan para presumir que la
camioneta de la Secretaría de Vivienda hacía cualquier cosa en semejantes horas
menos cumplir funciones oficiales, probablemente política partidaria en el
departamento Ancasti, recuperado por el kirchno-peronismo en las últimas
elecciones con sonoras intervenciones del secretario Gutiérrez. O quizás ni
siquiera eso: tal vez los muchachos andaban "travesiando" en asuntos
personales. Como sea, ya no hay de qué preocuparse: a partir de la muerte del
desgraciado Jorge Olmos, dijo Gutiérrez, implacable, "los vehículos
oficiales que estén afuera duermen en las comisarías departamentales. Vehículo
que no esté donde corresponde, será secuestrado. Ya estamos pasando la información
a la Policía, sería importante que nos colaboren". Es una pena que Jorge
Olmos no esté ya para beneficiarse de tan trascendente disposición
administrativa.
Gutiérrez
tiene motivos para menospreciar a los catamarqueños. Lo avala la experiencia.
También se hizo el sota con la "cartelización" palmaria de las
megalicitaciones de viviendas, enjuague de la corporación constructora y los
funcionarios para acomodar obras y ganancias que fue postulada como un gran
beneficio comunitario. Lo mismo ocurrió con la adquisición de las tierras para
la edificación de la "ciudad satélite" por 20 millones de pesos sobre
los que habrá que apilar millonadas adicionales para infraestructura. Sin
rubores, el secretario de Vivienda defendió el proyecto como si de la refundación
de San Fernando del Valle de Catamarca se tratara. Le ha ido tan bien con estos
ensayos argumentales que no cabe extrañarse porque piense que quienes consumen
sus justificaciones son irredimibles idiotas. Él no. Él forma en la cola de los
vivos. Ojalá que el tiento no se le corte y pueda seguir tomándole el pelo a la
gente desde la impunidad del funcionario.