Mensaje del Obispo
Diocesano en el inicio de la Cuaresma
El
Obispo Diocesano de Catamarca entregó un mensaje con motivo del inicio de la
Cuaresma que será este 5 de marzo.
"La
Cuaresma se inicia con el rito de la imposición de ceniza (Miércoles de Ceniza)
y concluye con la Institución de la Eucaristía, el Jueves Santo. A lo largo de
estos días, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por
recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes para vivir como hijos de
Dios" recuerda el pastor diocesano en una parte de su mensaje.
Al
final del mismo invita "...para que la Gracia de esta Cuaresma fructifique
en la vida de cada uno de ustedes y por ende en la sociedad toda, los invito
también a rezar y a hacer penitencia rogando a Dios que nos ilumine para poder
superar los múltiples problemas que aquejan a nuestras familias, a la educación
de los niños, adolescentes y jóvenes, al cuidado de nuestros enfermos y
ancianos, a la seguridad de cada ciudadano, a la valoración del trabajo y a la
consolidación de la sociedad toda por el camino del amor, la justicia y la paz
social".
A
continuación, el texto completo del mensaje:
Mensaje
de Cuaresma
2014
Queridos
hijos y hermanos Catamarqueños:
El
Miércoles 5 de Marzo comienza el tiempo litúrgico de la santa Cuaresma. Por
eso, les escribo para ayudarles a comprender un poco más la riqueza de estos
días de Gracia que Dios, Padre Misericordioso, nos concede para parecernos más
a Jesucristo, su Hijo y nuestro Salvador.
En primer lugar, algunas
consideraciones acerca del significado de la Cuaresma en la Tradición
cristiana.
Son 40 días de penitencia, ejercicio
de la caridad y oración (ver Mateo 6,1-34) para prepararnos a la gran fiesta de
la Pascua. Una ocasión favorable para arrepentirnos, personal y
comunitariamente, de nuestros pecados y para cambiar algo de nosotros, de modo
que seamos mejores y vivamos más cerca de Cristo.
La
duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número 40 en la Biblia.
En ésta, se habla de los 40 días del diluvio, de los 40 años de la marcha del
pueblo judío por el desierto, de los 40 días de Moisés y de Elías en la
montaña, de los 40 días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida
pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En
la Biblia, el número 4 simboliza el universo material y, seguido de ceros,
significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, con sus pruebas y
dificultades.
La
Cuaresma se inicia con el rito de la imposición de ceniza (Miércoles de Ceniza)
y concluye con la Institución de la Eucaristía, el Jueves Santo. A lo largo de
estos días, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por
recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes para vivir como hijos de
Dios.
El
color litúrgico es el morado que significa luto y penitencia.
En
la Cuaresma, Cristo mismo nos llama a cambiar de vida. Y, nuestra Madre, la
Iglesia, por su misión, nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia
Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo
y haciendo obras buenas, de manera que, por el cultivo de una serie de
actitudes cristianas, tomemos conciencia del daño que nos causa el pecado y nos
decidamos a seguir fielmente a Jesús.
Si
bien, cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el
odio, el rencor, la envidia y los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a
los hermanos; en Cuaresma, nos ejercitamos más empeñosamente en el perdón y la
reconciliación fraternas y, además, profundizamos en el significado y aprecio
de la Cruz de Jesús, y a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria
de la resurrección.
La
sugestiva ceremonia de la ceniza, que se impone en forma de cruz en la cabeza
del penitente y que se obtuvo quemando los ramos de olivo bendecidos el Domingo
de Ramos pasado para significar la vinculación de la Cuaresma con la Pascua,
eleva nuestras mentes a la realidad eterna de Dios, principio y fin de nuestra
existencia. La conversión es un volver a Dios, valorando las realidades
terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica
una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este
fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar
hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y
triunfe su justicia.
Es
muy importante meditar sobre el significado de las palabras que el sacerdote
puede decir cuando impone la ceniza: “Conviértete y cree en el Evangelio” (cf.
Mc 1,15), o “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” (cf. Gn 3,19), ya que
invitan a la conversión y a la aceptación gozosa de Jesucristo o a considerar
desde nuestra caducidad y fragilidad la necesidad del Amor misericordioso de
Dios.
Por
último, algunas enseñanzas del Papa Francisco para pensarlas en esta Cuaresma y
vivirlas en filial sintonía con quien nos guía como Vicario de Cristo en la
tierra:
*“Dios
no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la
debilidad y la pobreza”.
*“Dios
no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como quien da limosna
de lo que le sobra. ¡El amor de Cristo no es esto!”.
*“Cuando
Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no
lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de
la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso
de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos,
salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”.
*“Los
cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a
hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La
miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin
solidaridad, sin esperanza”.
*“Tres
clases de miseria: a) Material: es la que habitualmente llamamos pobreza y toca
a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados
de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad. Cuando el
poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia
de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las
conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al
compartir.
b) Moral: nos convierte en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas
familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros tiene dependencia del
alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! Y cuántas personas se ven
obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de
un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por
falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud.
c) Espiritual: radica en el alejamiento de Dios y en el rechazo de su
Amor. Si creemos que no necesitamos a Dios porque pensamos que nos bastamos a
nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso”.
*“La
Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de
qué deberíamos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra
pobreza. La verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta
dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.
Con
la ilusión de haberles ayudado en algo para que la Gracia de esta Cuaresma
fructifique en la vida de cada uno de ustedes y por ende en la sociedad toda,
los invito también a rezar y a hacer penitencia rogando a Dios que nos ilumine
para poder superar los múltiples problemas que aquejan a nuestras familias, a
la educación de los niños, adolescentes y jóvenes, al cuidado de nuestros
enfermos y ancianos, a la seguridad de cada ciudadano, a la valoración del
trabajo y a la consolidación de la sociedad toda por el camino del amor, la
justicia y la paz social.
Mons. Luis Urbanč